La campaña la realizó Capel para dar cuenta que el producto no es de mala calidad, sino de la mala fama que por años se ha extendido en el país.
“Un pisco que deja caña”, era la frase más acorde al pensamiento de las personas que quizás nunca consumieron pisco Capel, pero que se dedicaron a “funar” a la firma para evitar su consumo en las fiestas y eventos.
Sin embargo, y con astucia, un grupo de profesionales creó un nuevo logo y un envase llamativo que dio origen a “LePac”, que leído al revés se transforma en “Capel”.
El experimento comenzó con un grupo reducido de personas, que pudieron recibir y catar el -nuevo- pisco a cambio de dejar una reseña del mismo. Lo que nadie esperaba fue que la percepción de los consumidores era a favor y lo catalogaron como un producto de muy buena calidad, desconociendo totalmente que se trataba de un pisco Capel “encubierto”.
Sin quedar tranquilos, el experimento fue más allá y llevó sus degustaciones a pub’s y restaurantes, donde los clientes reafirmaron que tenía un buen sabor y su calidad era excelente para un “combinado”.